NEUROMITOS

ENUNCIO
En una de sus aventuras por el cerebro Capi y Coco encontraron un mapa, sin embargo, al seguir la ruta, no los llevó al tesoro. Capi y Coco deciden seguir un método sistemático para comprobar si esta información es real. Al final, se dan cuenta que el mapa no tiene información veraz. Por el contrario, es un mapa para llegar a una isla de seres mitológicos que invaden las escuelas alrededor del mundo, ellos son llamados: los neuromitos.
Alista tu maleta de explorador para investigar estos seres (los neuromitos) y lleguemos a la verdad a través de la Ciencia.
EVIDENCIO
Capi y Coco descubren que estos seres mitológicos tienen invadidas las escuelas, para comprobarlo, encuestaron a varios docentes para encontrar pistas de dónde se esconden y por qué siguen allí.


PREGUNTO
¿Cuáles son los neuromitos más comunes en las prácticas pedagógicas de los docentes del sector público en Colombia?
REFLEXIÓN
Antes de iniciar, es importante definir que son los neuromitos. Anna Forés (2015) define los neuromitos como falsas creencias sobre el funcionamiento del cerebro aplicadas, en este caso, a la educación. Los neuromitos más conocidos nos han acompañado por muchos años y aunque la evidencia científica demuestre lo contrario, siguen arraigados a nuestra cultura y a las prácticas pedagógicas alrededor del mundo.
Aunque existen diversidad de neuromitos, en esta reflexión se tomarán en cuenta, aquellos que, en mi opinión, son más comunes en el contexto colombiano y que de ser debatidos, permitirían espacios alternativos de aprendizaje.
Solo usamos el 10% de nuestro cerebro:
Desde que era muy pequeña escuché esta frase, la decían mis maestros, mi familia y mis amigos. Cuando la decían siempre citaban al físico Albert Einstein, ya que, como ellos afirmaban, él sí usaba el 100% de su capacidad cerebral, por eso, era un genio.
En algún momento de mi adultez, escuché que esta afirmación era falsa, sin embargo, no mostré interés en saber que decía la ciencia sobre ello. Durante el diploma en Neuroeducación, volví a escuchar acerca de cuánto usábamos de nuestra capacidad cerebral, pero esta vez, desde un enfoque neurocientífico.
Gamo y Trinidad afirman:
Saber que utilizamos el cien por cien de nuestro cerebro debería abril las puertas a la curiosidad. El cerebro ya no es esa caja negra conductista a la que no se podía acceder. El cerebro es un mundo apasionante en el que descubrimos nuevos caminos. Esta idea debe animarnos a explorar con los educandos todas las posibilidades y a convertirnos en investigadores de nuestras propias prácticas, basándonos en los estudios rigurosos sobre la estructura y funcionamiento cerebral. Porque las posibilidades son infinitas (Gamo y Trinidad, 2015, p.140).
Esta visión, nos permite tener una mirada más optimista de nuestro cerebro, no estamos condenados a usar solo una parte, sino que cada uno de nosotros tiene un amplio potencial. Podemos explorar los límites de nuestra propia creatividad y la de nuestros estudiantes.
Educación física, educación artística y música son materias secundarias:
En el colegio en el que trabajo actualmente, las asignaturas a las que les damos más importancia son matemáticas, lengua Castellana e inglés, sin embargo, entramos en un proceso de transición en el que la educación artística ha tomado protagonismo. A través de la experiencia con nuestros estudiantes, hemos evidenciado el interés y motivación que ellos tiene por el arte, no obstante, no nos hemos detenido a pensar, cual es el sustento neurocientífico que le da el lugar que se merece a esta asignatura. Artes no es la única materia que merece un rol protagónico en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Guillen (2015) expone como en investigaciones se demostró como la actividad aérobica moderada durante tres días a la semana, provocó un aumento medio de 2% del hipocampo. Dicho aumento, estaba relacionado con el aumento de la proteína BDNF que se segrega con el ejercicio físico y mejora la plasticidad sináptica, genera nuevas neuronas en el Hipocampo y aumenta la vascularidad cerebral. Así pues, deberíamos tomar en cuenta todos los beneficios de la actividad física en el proceso de enseñanza-aprendizaje en nuestras instituciones educativas y de ninguna manera reducir los horarios o suprimirlos por completo.
Por otra parte, Guillen afirma “la integración de las disciplinas artísticas en las prácticas pedagógicas no solo promueve el dominio y la técnica del arte en concreto, también fomenta un pensamiento creativo, divergente y, en definitiva, más profundo” (Guillen, 2016, p. 25).
El pensamiento divergente no solo permea el proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestros estudiantes, también les permite resolver problemas de su cotidianidad a través de múltiples alternativas, favoreciendo su toma de decisión y por ende su bienestar integral.
La gran mayoría disfrutamos una buena pieza musical, cuando la escuchamos, no pensamos en los beneficios que nos puede traer, solo disfrutamos mientras realizamos nuestras actividades diarias. Winner et al. (2014) encontró evidencias empíricas de correlación que sugieren que “las clases de música pueden mejorar la capacidad intelectual, el rendimiento académico, la conciencia fonológica y la decodificación de palabras en alumnos”
En el colegio en el que trabajo, los estudiantes de primaria no reciben clases de música debido al proceso de asignación académica de los docentes, no obstante, considero que es un cambio que se debería hacer próximamente para el beneficio emocional y académico de los educandos.
El proceso de aprendizaje debe ser serio y estricto:
Hay un dicho muy conocido que dice “la letra con sangre entra”, en el contexto en el me desempeñó es muy común encontrar profesores que consideran que una alta exigencia y someter a estrés a los estudiantes, los ayudar a aprender. Las emociones juegan un papel fundamental en el aprendizaje, pero, estamos viendo hacia el lugar incorrecto, el miedo no es el mejor aliado del aprendizaje. Por el contrario, algunas emociones como la sorpresa potencian el aprendizaje ya que estimula la atención y la concentración.
Los retos dentro del aula motivan a los estudiantes, retos que no sean tan fáciles o demasiado difíciles, tal como lo indica Ligioiz (2015) “Los juegos proporcionan todos los ingredientes para ello, pasando a menudo por procesos de dificultad creciente, lo que potencia la motivación. Se producen retroalimentaciones continuas y el alumnado va desarrollando habilidades y aprende mientras disfruta y se enfrenta a los límites”